CABALGATA DE REYES DE SAN FERNANDO 2005
Aluvión de caramelos en una tarde de fantasía |
DIARIO DE CADIZ 6-1-2006 |
Miles de isleños renovaron ayer la tradición del día previo a Reyes con la calurosa bienvenida que le dispensaron a los monarcas de Oriente |
FLORA ORTIZ
san fernando. La tarde más esperada del año es, sin duda, la de la víspera de Reyes Magos. Sobre todo para los más pequeños de la localidad, puesto que el recorrido que realizan Melchor, Gaspar y Baltasar cada 5 de enero supone una garantía de que los monarcas no se han olvidado de ellos. Por este motivo, antes de las cinco de la tarde de ayer ya se podían ver cómo algunos niños con bolsas de plástico en mano –por supuesto vacías para llenarlas de las mágicas golosinas– iniciaban junto a sus familiares el peregrinaje hacia el centro en aras de presenciar la llegada de los personajes de Oriente.
"¡Qué vengan los Reyes Magos!", aclamaban los cientos de personas que acudieron al espectáculo infantil que se celebró a partir de las tres de la tarde en el parque Almirante Laulhé como antesala de una jornada que prometía estar repleta de magia, color y fantasía.
Desde luego, el Parque rebosaba nerviosismo e ilusión de unos menores impacientes por la llegada de los monarcas prevista para las cinco de la tarde. Pero los Reyes no se hicieron esperar. Pocos minutos después los magos de la Ilusión acompañados del Heraldo (encarnado por Juan Carlos García) y de la Estrella de Oriente (Mari Pepa Rodríguez) cruzaron la puerta de entrada inferior del parque para ascender hasta el anfiteatro entre vítores y aplausos de niños y mayores. "Un saludo a padres, abuelos, tíos y, sobre todo, a los más pequeños en un día con el que han estado soñando durante mucho tiempo", manifestó el rey Gaspar.
Tras la calurosa acogida del público concentrado en este recinto, los Reyes continuaron con una labor a la que pocos niños faltan: la gran cabalgata de la Ilusión. De hecho, treinta minutos antes de la hora oficial de su salida –las seis–, numerosos adultos acompañados de menores tomaron posición a lo largo de la calle Benjamín López, punto del que partió este año el desfile y donde –de hecho– se alinearon las once carrozas que conformaban la cabalgata.
El reloj marcaba justo las seis cuando Melchor (Salvador Deudero), Gaspar (Arturo Cañas) y Baltasar (Ramón Rodríguez Monchi) aparecieron por la zona en un microbús para tomar posesión de cada uno de sus tronos. "Ahora verás cómo los Reyes se suben a sus carrozas", le decía una madre que sostenía a su hija a la que se le dibujaba una sonrisa de oreja a oreja.
A las seis y cuarto, cuando todos estaban listos (también los 40 voluntarios de Protección Civil y cerca de una treintena de agentes de la Policía Local), la comitiva real comenzó su periplo por diversas vías públicas de la ciudad. Fue entonces cuando las escenas de empujones y saltos, no sólo de niños sino también de mayores, se volvieron a repetir. Todo con el fin de hacerse con uno de los diez mil caramelos que llovieron en la tarde de ayer procedentes de las mágicas manos de los monarcas o de algunos de sus acompañantes.
Un año más, paraguas, capuchas y gorras fueron empleados por los más avispados en una jornada en la que el tiempo se portó. De hecho, el frío de días atrás desapareció o, quizás, quedó camuflado por la calurosa bienvenida que los isleños dispensaron –entre el bullicio y la algarabía– a los tres Reyes Magos, al paso de una cabalgata que pone el broche de oro a las fiestas navideñas.
FOTOS: ANDRÉS QUIJANO DE BENITO